Este verano he compartido algunos días de vacaciones con Yago. Junto con sus padres Fran y Carmen, su hermana Meritxell, y mis padres Xavier y Maribel, hemos pasado unos días juntos en Panticosa. Mi hermana Júlia no nos acompañó porque estaba en un campamento en Santa Pola.
Panticosa es un pueblo de los pirineos, al norte de la provincia de Huesca, en la comunidad autónoma de Aragón.
Parte de este témino municipal está ocupado por el monumento natural de los Glaciares Pirenaicos. Con este paisaje, es evidente que hemos aprovechado cada día para hacer senderismo y conocer algunos de los rincones más espectaculares de la zona y también los pueblos de alrededor y sus costumbres.
Una de las excursiones que más me gustaron fue la subida a los ibones del Anayet , es como llaman los aragoneses a los lagos de la montaña de origen glaciar situados en los pirineos.
El punto de partida fue la estación de esquí de Formigal. Desde allí iniciamos el ascenso. Por delante, nos esperaba una ruta intensa con algunas subidas un poco duras pero sobretodo pudimos disfrutar de unas increíbles vistas.Hicimos un recorrido entre la ida y la vuelta de 10 kilómetros con desnivel de 600 metros.
Durante la ruta nos encontramos con pequeños lagos, con un río con aguas muy clara y fría, con simpáticas vacas, y con muchos otros senderistas que estaban disfrutando de la montaña.
La verdad es que mereció la pena el esfuerzo porque el trayecto era impresionante pero la meta lo fue aún más. Después de la subida, por fin llegamos a los ibones, un paisaje totalmente idílico. Estaba a 2200 metros de altura. Se encuentra a los pies del pico Anayet y del Midi D’ossau de 2884 metros de altura.
Para celebrar el ascenso hicimos un picnic con unos bocatas que nos ayudaron a coger fuerzas para el descenso.
Me divertí mucho durante el viaje, había muchas excursiones y estuve también en las fiestas de los pueblos del valle. En las de Piedrafita de Jaca además participamos en una curiosa costumbre, la ronda.
Los vecinos preparan comida típica de la zona y tapas tradicionales e invitan a todo el mundo a hacer un recorrido por el pueblo junto con el grupo » Rondadors d’a solana». Ellos ponen la música y las canciones típicas, muchos vecinos ponen las tapas y el resto disfrutamos de una buena comilona. Yago y yo, además conocimos a los niños del pueblo y acabamos jugando con ellos hasta la hora de regresar a Panticosa.
¡HAN SIDO UNOS DÍAS GENIALES Y MUY DIVERTIDOS!
Xavier C.