El día 23 de agosto de 2016, mi padre descubrió una pintura rupestre.
Nos fuimos de excursión al barranco Benacancil en la Sierra de Enguera. Salimos en coche al camino que había al lado de la casa, y, después, bajamos a pie hasta una cueva que estaba cerca de un río. Cuando llegamos estuvimos en la cueva un rato y de repente mi padre nos dijo que había encontrado algo en una de las paredes de la cueva. Nos tuvimos que agachar por un hueco que había y debajo en la piedra de la pared vimos una pintura que parecía muy antigua. La pintura se veía muy mal, pero parecía la figura de un hombre y estaba pintada de color rojo. Mi padre me dijo que podía ser de la prehistoria, de los hombres del paleolítico que vivieron en esa cueva, pero que había que investigarla. Mi padre iba a llamar a unos investigadores, arqueólogos, para que estudiaran las pinturas.
Después de un rato, nos fuimos a una fuente, y por el camino nos pusimos a comer moras. Luego llegamos a la fuente, bebimos agua y merendamos.
Ahora los Servicios de Investigaciones Prehistóricas del Museo de Valencia están investigando y estudiando las pinturas rupestres para saber qué antigüedad tienen, y protegerlas.
Sophie V. Alumna de 4º E.P